El contenido de este blog propiamente va más enfocado a la tecnología educativa, sin embargo, después de las vacaciones de Semana Santa, en el estado, se hizo presente a un nivel mayor una problemática que sin duda no es tan nueva para quienes nos desarrollamos en el sistema educativo público en Baja California y en general, en México; y digo que se hizo mayor, porque fue hasta hace dos semanas, que las clases en educación básica se encuentran suspendidas, comenzando la semana pasada con paros escalonados del lunes al miércoles, y paro total e indefinido desde el jueves 16 de abril a la fecha de publicación de esta columna, es decir, los alumnos de educación básica en escuelas públicas no están asistiendo a la escuela.
Pero, específicamente, en este movimiento ¿Qué están pidiendo los profesores?
Seamos claros, y enfoquémonos exclusivamente, por el momento, en este paro de labores. Qué se busca, que la autoridad se haga responsable de lo que es su responsabilidad, y la exigencia es simplemente lo que todo trabajador tiene derecho a exigir: que se respete el contrato bajo el que se desarrolla una actividad profesional, que la remuneración económica sea entregada en tiempo y forma completa y no en abonos, y que se respeten prestaciones y convenios derivados de la administración de la nómina, en concreto:
Se adeudan 353 millones de pesos en primas de antigüedad a 750 jubilados de octubre del 2013 y todo el 2014.
222 millones de pesos por conceptos de diferencial de retiro y ayuda humanitaria a más de 7000 jubilados y pensionados.
Más de 300 millones de pesos en pagos a interinos por trabajo realizado desde Enero del 2014 a la fecha.
Existen, como consecuencia de la centralización de la nómina, problemas de pago a quienes ostentan plazas base, así como una inconsistencia en las fechas de pago.
Los descuentos por conceptos de pago de créditos que se hacen vía nómina, no han sido entregados a los acreedores, entre los que se puede destacar a cajas de ahorro, prestamos hipotecarios y afores, lo cual ha generado intereses moratorios, que evidentemente quienes tendrán que absorber son precisamente los profesores, quienes no tienen la culpa de los numerosos problemas administrativos de los que son victimas.
Lo descrito anteriormente demuestra los motivos por los que los docentes al día de hoy se encuentran en paro total, y son motivos suficientes y comprensibles. En las condiciones de la sociedad actual ¿Quién trabaja gratis? ¿Quién está dispuesto a trabajar durante meses, incluso años, sin percibir remuneración económica? Esperanzados a que un día llegará el pago, pero con la incertidumbre de no saber cuándo, ni si efectivamente llegará, llamando constantemente a las oficinas de supervisiones y del Sistema Educativo para ver si ya capturaron el movimiento, recibiendo respuestas como “a lo mejor te sale en la otra quincena” o “échate una vuelta en unos días”, o “llámame la próxima semana” ¿Es válido? ¿Estarías dispuesto a trabajar en estas condiciones teniendo una familia a tu cargo? ¿Después de 30 años o más de servicio, mereces que la autoridad te trate de esa manera? ¿Después de 30 años de servicio es justo que tus pagos no lleguen completos y tener que estar exigiendo “a la mala” que tus derechos sean respetados? Como ciudadano y padre de familia te invito a reflexionar y contestar estás preguntas antes de emitir críticas negativas al gremio magisterial, que de esas críticas ya hay muchas, pero todas sin fundamento.
Ahora bien, reflexionemos en el papel del profesor en la sociedad. Después del padre de familia, los maestros juegan uno de los roles de mayor relevancia en todas las personas, el de enseñar, sin sustituir la labor de educar del padre de familia, entonces, ¿Cómo es que hacemos menos y vemos como lo peor y sin respeto a alguien que tiene tanta influencia en el desarrollo de las personas?
Se aplican reformas cuyo sentido educativo es nulo, porque si el sentido fuera educar, el panorama educativo sería otro, las reformas son laborales, y cada vez, demeritando con más fuerza la labor de los docentes, propiciando la resistencia de los mismos y con validez fundamentada, pues los profesores, que deberían de ganar con las reformas, desafortunadamente son los que más pierden y la única opción que queda es exigir los pocos derechos que aun se puedan rescatar. ¿En un país que se preocupa por la educación se tiene que ver esto en las calles y los centros de gobierno? No, pero cuando al país lo ultimo que le importa son los maestros, las escuelas y los alumnos, el resultado es lo que vemos en México: Profesores inconformes cada vez con menos derechos y garantías, haciendo “milagros” con los pocos recursos didácticos a los que se puede acceder, sin opciones de desarrollo profesional, edificios escolares en condiciones vergonzosas en los que lo último que se puede hacer es lograr aprendizajes significativos, una sociedad con condiciones económicas que en lugar de mejorar “empeoran”, un sinnúmero de alumnos mal alimentados, descuidos en higiene y situaciones de abandono, escritorios sostenidos con bloques o barrotes, mesabancos y sillas en condiciones de vergüenza en las que se tiene que recibir a los alumnos y padres de familia, y no acabaría en mencionar una colección de ambientes negativos en los que los maestros tienen que hacer lo mejor que pueden para sacar adelante un grupo, y no lo que se debe hacer, porque a estas alturas, lo que se debe hacer es una fantasía del sistema burocrático nacional. Esa, es la realidad de las reformas, de los modelos educativos, de los gastos extravagantes en conceptos educativos y de personas que de educación ni siquiera el carácter pueden reflejar, y cuya preocupación es más política por ver cuál será el próximo cargo, a quien habrá que “hacerle la barba”, y entre todo el teatro llamado Sistema Educativo Nacional, los que pagan las consecuencias son los profesores y los alumnos.
Entonces ¿Merece la figura del profesor el trato actual? ¿Es necesario que la figura de la que dependen todas las carreras, desarrollo de habilidades y destrezas y la esperanza de en un futuro tener mejores ciudadanos, tenga que pasar por todas las acciones que se han hecho en su contra?
Lo que se exige es lo justo y lo legal, observa las condiciones de cualquier escuela pública, habla con los profesores con respeto y sinceridad con el fin de mejorar, observa que hace la autoridad por la educación, y tu mismo genera tu conclusión acerca de quien tiene la razón y apoya la postura que consideres correcta, pero no juzgues por juzgar ¡no sirve de nada!
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